Como mujer Latina que asumió una posición de liderazgo en un periódico anteriormente dominada por blancos en 2020, sabía que me esperaba una batalla, pero no sabía lo difícil que sería aguantar.
Por el bien de preservar mi salud mental, decidí renunciar.
Esta no es la primera vez que tuve experiencia con prejuicios raciales en la industria del periodismo. También es evidente en instituciones educativas como la universidad Cal State Long Beach (CSULB). La semana pasada, estudiantes de color del departamento de Periodismo y Relaciones Públicas de CSULB escribieron una carta “Estudiantes de JPR para el cambio” abordando el racismo histórico y actual en la organización de noticias dirigida por estudiantes, Forty-Niner.
Los programas de periodismo están llenos de educadores blancos que no pueden o no quieren empatizar con los estudiantes de color, incluso en los campus donde constituyen la gran mayoría del cuerpo estudiantil.
Lo mismo ocurre en las publicaciones de noticias en Long Beach.
¿Por qué las publicaciones de noticias en Long Beach no reflejan la comunidad diversa que cubren o de la que reciben dinero? ¿Dónde están los periodistas negros? ¿Periodistas asiáticos? Periodistas Indígenas?
¿Dónde está la gente de color en roles de liderazgo? ¿Dónde están las mujeres de color en roles de liderazgo?
Hay un lado muy feo de la industria de los medios de comunicación que no se le enseña ni se prepara para enfrentar en la escuela de periodismo. Sus valores periodísticos podrían ser cuestionados para capitalizar en la comunidad con la que uno creció y ama.
Para mis compañeros periodistas de color, defiendan su posición. Sus preocupaciones sobre la manipulación, el racismo, el sexismo, el exceso de trabajo y el mal pago son válidas. Les imploro a priorizarse a sí mismo, ya que ningún trabajo merece que te cueste tu salud mental.
Cuando publiqué mi inauguración “Pensamientos de la Editora Gerente” en mayo de 2020, declaré algunos de mis objetivos para el Signal Tribune bajo mi liderazgo de la siguiente manera:
“El Tribune está aquí para apoyar a la comunidad, la educación, las pequeñas empresas locales, las tiendas familiares y la diversidad”.
Estoy orgullosa de haber podido lograrlo.
Quiero agradecer al increíble equipo editorial de mujeres con las que tuve la oportunidad de trabajar y aprender durante este año turbulento: Kristen F. Naeem, Karla M. Enriquez, Emma DiMaggio, Anita W. Harris y Xochilt Andrade. No hubiera podido llegar tan lejos si no fuera por el apoyo de todas ustedes.
Quiero agradecer a los hombres que estaban en mi posición cuando llegué y siguieron enseñándome hasta que partieron para sus propias logros gratificantes: Sebastian Echeverry, Denny Cristales y Cory Bilicko.
Quiero agradecer a Cory Bilicko, Neena Strichart y Jimmy Eleopoulos por arriesgarse conmigo y darme la oportunidad de trabajar en el Tribune durante los últimos años.
Pero lo más importante, quiero agradecerles a ustedes, la comunidad, por permitirnos contar sus historias.
Las últimas semanas antes de tomar mi decisión de dejar esta publicación han sido un torbellino de emociones.
Tristeza porque esta no es la forma en que quería irme. Ansiedad por no saber lo que vendrá después. Emoción por la libertad que me aguarda tras entregar esta pieza final. Alegría por el futuro del Tribune.
Continuaré luchando contra la supremacía blanca y el sexismo dentro de la industria de los medios, pero también en mi vida diaria y elevaré a nuestras comunidades de color marginadas como siempre lo he hecho.
Espero poder finalmente tomarme un descanso, pasar tiempo con mis seres queridos y descubrir cuál es mi próxima aventura.
Hasta que nos encontremos de nuevo,
Lissette Mendoza-Tapia